La corrosión es uno de los problemas más graves que pueden dañar la chapa del coche. Sin embargo, hay diferentes modos de evitarlo. Presta atención porque te damos las claves que te permitirán evitar la corrosión que se produce en la chapa de tu vehículo.
Entendemos por una chapa corroída cuando el metal de la carrocería queda expuesto al oxígeno del aire, normalmente porque desaparece la pintura o porque hay algún defecto de acabado que deja una pequeña superficie de la carrocería al aire, la reacción química entre el oxígeno y el metal produce óxido. Ese óxido va ganando terreno poco a poco y pasa de ser un detalle sin importancia, a convertirse en un verdadero problema.
Posibles causas por las que aparece la corrosión en la chapa del coche
Entre las causas por las que aparece la corrosión en la chapa del coche está la acción de fundir las chapas sin tener cuidado, la reacción del oxígeno con esas altas temperaturas provocan una preoxidación, que luego se agrava con el tiempo. Esto, como te puedes imaginar, se produciría entonces durante la fase de soldadura.
La humedad es otra de las causas más comunes. El contacto del agua con la chapa acelera el proceso de corrosión. Esto es así porque se potencia la corrosión. La humedad, aunque está relacionada con el agua, es casi peor porque se trata de gotas más pequeñas todavía que se infiltran en todas partes y permanecen también mucho tiempo presentes.
El barro es otro agente agresivo con la chapa porque mantienen más tiempo la humedad en contacto con el metal. La sal es muy corrosiva, por eso cuando viajamos por carreteras donde nieva, o ha nevado, y están llenas de sal es muy recomendable lavar el coche al término del viaje. Hay que tener especial cuidado con lavar los bajos del coche.
La gravilla es un agente que propicia la corrosión porque provoca daños en la pintura. Pueden producirse porque nosotros mismos levantamos la gravilla a nuestro paso o porque otros coches la proyectan sobre nuestra carrocería.