Las cajas negras en los coches: ¿realidad en 2020?

Las cajas negras en los coches, como sucede en los aviones, podrían ser de gran ayuda para aclarar las circunstancias en las que se producen los accidentes de carretera.

La mayoría de los vehículos actuales ya dispone de una caja negra de serie denominada Event Data Recorder (EDR) que va conectada a la centralita de los airbag y se encuentra escondida bajo la alfombrilla del conductor. Esta mini caja negra, del tamaño de una cajetilla de tabaco, registra cada diez nanosegundos la velocidad del coche, la aceleración, los frenazos, el movimiento del volante y la posición de los cinturones de seguridad.

Pero su función no está orientada a mejorar la seguridad vial, pues los fabricantes de automóviles empezaron a instalarlas para ‘limpiarse’ las manos ante posibles demandas y poder demostrar que cualquier percance en el vehículo se debe a un fallo humano.

El primer país en querer priorizar este tipo de dispositivos en pro de la seguridad vial ha sido Rusia. Su Gobierno está estudiando la posibilidad de hacer obligatorio la instalación de una caja negra, denominada técnicamente en ruso con las siglas EGSNI, en todos los automóviles que se fabriquen a partir de 2020. El uso de estos dispositivos permitirá detectar, entre otras cosas, las violaciones de las leyes del tránsito y el castigo administrativo de los infractores.

A pesar de todo, la lectura de las cajas negras cuenta con ciertas trabas, pues traducir la información alfanumérica que emiten no es una tarea sencilla y, por ejemplo en España hay muy pocos expertos que sepan hacerlo. Pero sin duda el mayor impedimento es legal, ya que las leyes de protección de datos europea aún no contempla la ayuda que puede suponer descifrar los datos de un EDR.

En el caso de Estados Unidos, desde el 2010 el Gobierno obliga a los constructores de coches a ofrecer la información que se queda registrada tras un accidente a las autoridades, pero en la UE aún se están planteando esta opción.